El ranking mundial de competitividad del Centro de Competitividad Mundial realizó el estudio Nº 32 en 2020, con 63 países a nivel global. Este estudio tuvo por objetivo evaluar en qué medidas las economías del mundo son capaces de desarrollar, atraer y retener talento, entendido éste como personal altamente calificado. En este estudio se han evaluado: Inversión y desarrollo y atracción y preparación. En esta ocasión le sumaron el logro en los ODS -Objetivos de Desarrollo Sostenible- enfocados principalmente a salud y bienestar, educación de calidad, trabajo decente y crecimiento económico.
En este ranking encontramos:
1er lugar: Singapur
2do lugar: Suiza
3er lugar: Dinamarca
Estados Unidos aparece en el puesto 10 mientras China se ubica en el puesto 20.
El país con mejor posición de América Latina es Chile que se ubica en el puesto 38 mientras que Colombia aparece en el lugar número 54. Con respecto a esta parte del mundo, se identifica una tendencia a la desconfianza en las instituciones.
El análisis de este estudio permite identificar la “receta para el éxito”, que se traduce en un sólido desempeño económico, un sólido sistema de educación y salud y un sólido sistema de empleo y mercado laboral. En este contexto, se encuentra un elemento clave: Para lograr la excelencia en la atracción, se deben fortalecer dos frentes: el sistema educativo que debe formar los mejores talentos y el mundo laboral que debe atraerlos y retenerlos.
Partiendo de este contexto y en reflexión para estos momentos de cambio, se proponen estas acciones clave:
Para personas en el marco laboral o del emprendimiento:
Esto significa crear capacidades para aprovechar las oportunidades. Un título académico no nos hace competentes. Un título académico nos habilita para un desempeño profesional. Hoy toma gran fuerza la competencia de las personas independiente de dónde la haya aprendido. Esto obedece a un Marco Nacional de Cualificaciones, apalancado en la filosofía: “el aprendizaje a lo largo de la vida”
Todos tenemos luces y sombras. La neurociencia descubrió que desde que nacemos nuestros talentos ya se encuentran configurados en la corteza cerebral. Esto nos lleva a encontrar la respuesta a la pregunta de la humanidad: ¿el líder nace o se hace? ¿el emprendedor nace o se hace? ¿el artista nace o se hace?. La respuesta es: nace, y su historia de vida le permite descubrir o no, sus talentos, por lo tanto, también se hace.
Reinventarse, replantear el camino, revisar el equipaje para lo que nos espera.
El miedo paraliza, la confianza impulsa.
Para los empresarios:
Con respecto a las competencias:
Hace varios años en la Mesa Nacional de Dirección y Gerencia, en un trabajo liderado por la Universidad Pontificia Bolivariana y en conjunto con empresarios, se identificaban estas competencias: liderazgo, orientación al logro, toma de decisiones, comunicación asertiva y trabajo en equipo. Y si bien estas competencias permanecen, hoy el llamado es a tener un nuevo enfoque, romper paradigmas y sumar estas otras competencias:
Orientación al aprendizaje
Trabajo en escenarios de incertidumbre
Flexibilidad
Orden y calidad
Enfoque a resultados
El cambio nos permitirá nuevas oportunidades si lo asumimos desde nuestras fortalezas. La productividad y el bienestar físico y mental, vienen de la mano de orientar nuestro camino en la dirección de mis talentos naturales, configurados desde el inicio en mi cerebro. Actuando sobre las cosas en las que soy fuerte, puedo lograr un nivel de potencia sobresaliente, sin esfuerzo y en el menor tiempo. El camino contrario, en una búsqueda por el cierre de brechas en aquellas cosas para las que mi cerebro no está lo suficientemente habilitado neurológicamente, además de significar inversión en tiempo y dinero, puede llevar a un camino de frustración y tocar los límites de la salud mental.
Personas en alineación con sus talentos naturales son más felices, productivas y saludables. Este es el gran reto.
Por: María Cecilia Viana Osorio. Agosto 2020